Evita comenzar el día con café o té si no has comido nada. Por un lado, causa la secreción de ácido clorhídrico, no es bueno para la digestión y por otro lado, puede causar un pico artificial de cortisol (hormona del despertar) e interrumpir el ciclo natural del despertar, y por ejemplo hacer que te despiertes a las cinco o seis de la mañana. Es mejor comenzar el día comiendo algo y disfrutar el café después. Al contrario del café y del té, un gran vaso de agua es una excelente manera de empezar el día antes de desayunar.

La idea que un tazón de que el cereal con leche es un buen desayuno es totalmente falsa. La mayoría de los cereales estan llenos de azúcar y no tienen ningún interés nutritivo.

Si buscas cereales interesantes nutritivamente hablando, en un tazón pon una base de avena natural, con semillas oleaginosas (almendras, pistachos, nueces, avellanas), frutas secas o frutas frescas y si quieres unas chispas de chocolate negro amargo. Olvídate de los cereales dulces, la organización mundial del azúcar recomienda consumir solo cereales que no excedan 10g de azúcar por 100g, mientras que los cereales del supermercado tiene en promedio más de 25g por 100g.

Una bebida dulce, incluso sin azúcar agregado, casera y consumida en el momento, sigue siendo una bebida dulce. Es ni más ni menos una "inyección" de azúcar que elevará el nivel de azúcar en la sangre y casi siempre provocará una caída de energía dos horas después y que te dará un deseo irresistible de azúcar. En otras palabras desayunar azúcar significa iniciar un "ciclo infernal" que cansa tu cuerpo y te empuja a consumir más azúcar.

Una disculpa para los amantes de las tostadas de mantequilla y mermelada, pero esto es muy mala asociación. Por un lado, el azúcar hace que el nivel de azúcar en la sangre aumente, lo cual desencadena la secreción de insulina, cuya misión es reducir este nivel de azúcar activando el almacenamiento en las células de grasa. Si además del azúcar ingerido, comemos grasa en cantidad, llenaremos estas células de grasa... Es lo peor, por lo mismo se desaconsejan fuertemente los alimentos con alto contenido de azúcar y grasa porque causan el máximo almacenamiento y hacen engordar.

Bueno, no se trata de tragar toda la barra de mantequilla, pero hoy sabemos que la grasa no solo es mucho menos dañina para la salud de lo que hemos podido escuchar durante años, sino que son indispensables para un buen funcionamiento del cerebro. Además, es la grasa lo que creará el efecto saciante que evitará los grandes antojos de la media mañana.

La mantequilla en particular no es nuestra enemiga. Consumida cruda (porque cocida produce sustancias tóxicas), trae vitaminas A y D, son excelentes para nuestra salud. La mañana también es un buen momento para consumir proteína animal, especialmente en forma de huevos. Y además, los huevos son súper buenos, revueltos, en omelette, duros, estrellados...